martes, 13 de mayo de 2008

Crucero por el Mediterráneo (y V) Santorini

Quizá sea el momento de mirar un poco hacia atrás y echar un vistazo, a vuelapluma, a la historia geológica de la zona.
Hace millones de años Europa y África estaban unidas. Por aquella época la hoy Grecia continental, Asia Menor y Creta era una zona de tierra a la que se ha llamado Egiis. Después de toda una serie de cataclismos geológicos se hundió (hace unos seis millones de años) formándose el Mar Egeo. Las cimas de aquellas tierras son las actuales islas de este, nunca mejor dicho, histórico mar.
Nuestra ruta nos lleva a visitar toda una singularidad de entre las islas Cícladas: Santorini (su nombre griego original, Callisti, significa "la más bella").
Con un pasado convulso que no tiene trazas de haber acabado, prueba de ello son las catorce erupciones contabilizadas en los últimos dos mil años (de momento la de 1950 completa la serie), nos encontramos ante un paisaje muy distinto a lo que hemos visto hasta ahora. Si las otras islas tenían un perfil digamos "amable", suave, muy típico de las costas mediterráneas en el caso de nuestro centro de atención se ha convertido en una "hermosa" cicatriz. Una naturaleza hostil, abrupta, oscura, ruda, vertiginosa nos da los buenos días.



Si a la geología le unimos la historia del ser humano tenemos antiguos asentamientos fenicios. Tras la gran explosión, que hizo desaparecer bajo las aguas 84 kms cúbicos de tierra (alrededor del año 1600-1500 a.C. según versiones), quedó deshabitada. Se originaron olas enormes que pudieron ser la causa, según teorías, junto con la nube que se formo y la posterior caída de cenizas volcánicas por todo el mediterráneo oriental, de la brusca caída de la civilización minoica con centro en la cercana Creta.
Semejantes acontecimientos hicieron que, a su vez, "nuestra isla", conocida por los cretenses como Strongyli, se convirtiera en un mito. Aparece desde aquel momento como una de las posibles candidatas a ser la legendaria Atlántida.
Para apoyar esta tesis tenemos las ruinas de Thera (zona suroriental de la isla) que, como una pequeña Pompeya, quedó sepultada bajo cenizas. Aparecieron cerámicas,utensilios de piedra y bronce, joyas, exquisitos frescos...

Sin embargo, dada la situación estratégica de este sitio, de nuevo fue controlada por espartanos, atenienses, bizantinos, turcos...en los nombres y gastronomía hay influencias inglesas, francesas, incluso rusas.

Nuestro espíritu inquieto nos llevo a escoger un pequeño recorrido por la isla en lugar de quedarnos en el característico pueblo de Oia.
Salimos desde el pequeño puerto de Athinios (en la parte escarpada que sería el lado occidental que da a la caldera de lo que fue el volcán) camino de Megalochori con sus típicas casas encaladas y, dada la escasez de agua en la isla, con cisternas para almacenar el agua de lluvia sobre las casas.



Luego, como nos pareció poca la altura del lado "accidentado", nos subimos a la cima más alta de la isla (Profitis Ilias) desde donde, con el permiso de Eolo (de nuevo) podíamos contemplar una panorámica del conjunto de islas que formaban el volcán y algunas de las Cícladas más próximas.



Camino del pueblo de Fira(la capital) hicimos una parada para una degustación de los vinos de la isla, nos gustó el rosado, de una suavidad tipo moscatel.



Una vez llegamos a Fira pudimos disfrutar de las vistas y la singularidad del lugar.



A la hora de volver al barco nos dividimos en dos grupos. Unos bajaron en el teleférico hasta el puerto y otros nos atrevimos con el zigzagueante camino que, ya sea andando ya en mula, ha sido el tradicionalmente usado por los lugareños.




El fin del crucero iba asomando en el horizonte, el resto de la travesía era sin escalas (el día siguiente y el posterior que era cuando llegábamos al final del trayecto, de nuevo a Civitavecchia).
El balance no podía ser mejor. Días de disfrute sin gluten. Recordamos las actividades programadas para los niños, uno de los días era hacer tu propia pizza.A Javier le tenían preparada la correspondiente base sin gluten.
Como las excursiones eran o bien de mañana o bien de tarde, las comidas pudimos hacerlas sin problemas en el barco. Fué todo un lujo disfrutar de un restaurante con más de una docena de platos diferentes cada día (entrantes, primeros y segundos), tanto en las comidas como en las cenas, adaptados a los celíacos, a los diabéticos y libres de problemas como el anisakis (lástima que en el buffet, junto a las piscinas, no podían garantizarnos la ausencia de gluten). Eso sin contar con la degustación de postres y el interés mostrado por el maitre para, si hiciera falta, suministrarnos más madalenas, plumcakes o pastas para el desayuno.

Pero todavía no hemos acabado, el crucero nos tenía preparada una sorpresa el último día.
Una vez pasado el Estrecho de Mesina poníamos rumbo a Roma pasando junto a las islas Eólidas y, por tanto, nos encontrábamos de nuevo con el Strómboli. Esta vez pudimos contemplarlo tranquilamente porque, además, pasamos muy próximos a su característico perfil. Nos regaló uno de sus típicos "mensajes de humo" cuando nos alejábamos de él.




4 comentarios:

Tawaki dijo...

Preciosas fotos e interesante historia, que da pie a que investiguemos.

Un abrazo.

FLOR dijo...

Qué viaje más bonito, me encantaría ir pero tengo algún problemilla con la salida, en fin, seguiré buscando.
chao

Caminar sin gluten dijo...

¡JO!,¿se ha acabado?. La verdad que ha sido todo un placer el realizar con vosotros este crucero, la información que nos habeis facilitado, y realmente "Jucaralva" esta hecho todo un "Guide", así que cuando salgamos de viaje te preguntaremos.

Por cierto, las fotografías preciosas y las de las casas blancas y ese cielo azul... ¡insuperables!

Por cieto, auqne elegisteis el camino más largo y tortuoso para bajar al barco, seguro que fue el más belo y entrañable.

Os deseamos muchos viajes sin gluten.

Besotes, y buen viajar.

jucaralva dijo...

Se agradecen los comentarios:

tawaki: muchas veces uno viaja, al menos en nuestro caso, con una idea muy superficial de lo que se encontrará, pero también invita a profundizar más tarde en lo que ha visto.

flor: seguramente no hay problemas para el año que viene, siempre se recomienda (si uno tiene claras las fechas de vacaciones) reservar plaza cuanto antes, si es en enero mejor.

caminantes: no hay que sobreestimar al narrador, mucho del trabajo ha sido posterior.
Nuestra impresión fue mucho más cercana a la vida en Santorini al codearnos con los paisanos y sus mulos. De hecho les regalamos los pases que nos daba el barco para el teleférico y disfrutamos de la bajada.